Así funciona el acoso digital, el sufrimiento más común de los niños en internet
Así funciona el acoso digital, el sufrimiento más común de los niños en internet

Los niños y los jóvenes están expuestos a muchos contenidos y personas en internet, algo que trae muchos beneficios para su educación y forma de comunicarse. Pero también un riesgo que debe saber controlarse: el ciberacoso, una amenaza que afecta a millones menores en todo el mundo.

Este problema no solo impacta de manera inmediata a sus víctimas, sino que deja secuelas a largo plazo que pueden influir en su bienestar mental y emocional. Una situación que muchos de ellos no saben identificar y que no logran contársela a sus padres por miedo o vergüenza.

Qué es el ciberacoso y cómo funciona

El ciberacoso es una forma de hostigamiento que ocurre a través del mundo digital. Puede manifestarse en redes sociales, plataformas de mensajería, sitios de juegos en línea e incluso en teléfonos móviles.

A diferencia del acoso cara a cara, el ciberacoso deja una huella digital que puede servir como evidencia para denunciar el abuso, aunque también puede perpetuar la angustia de la víctima al permanecer en línea por tiempo indefinido.

Las acciones que se consideran ciberacoso incluyen desde la difusión de mentiras y la publicación de fotos o videos comprometedores hasta el envío de mensajes amenazantes o hirientes. Un caso típico puede implicar a alguien que, haciéndose pasar por otra persona, envía mensajes ofensivos o utiliza cuentas falsas para hostigar.

Este tipo de comportamiento busca humillar, intimidar o enfadar a la víctima, y suele repetirse en el tiempo, incrementando el daño emocional y psicológico.

Cómo detectar el ciberacoso y diferenciarlo de una broma

Detectar el ciberacoso en niños y adolescentes puede ser un desafío, ya que muchas veces el acoso se disfraza de “bromas” o “comentarios inofensivos” entre amigos. UNICEF destaca que, si un niño se siente herido o si las “bromas” persisten a pesar de haber pedido que cesen, es probable que se trate de ciberacoso.

La diferencia esencial entre una broma y el acoso radica en la intención y en cómo se siente la persona que la recibe: si una interacción causa dolor o incomodidad y continúa incluso después de que se ha señalado, entonces ha cruzado la línea hacia el acoso.

Es importante que padres y educadores estén atentos a ciertos cambios de comportamiento en los menores, como un evidente desinterés por actividades que antes disfrutaban, aislamiento social, dificultades para dormir o signos de ansiedad y miedo al usar dispositivos electrónicos.

Cuál es el impacto del ciberacoso en los niños

Mentalmente, las víctimas pueden experimentar vergüenza, ansiedad y miedo, lo que afecta su capacidad para confiar en los demás y en sí mismos. Las emociones negativas que desencadena el acoso, como la tristeza y la culpa, pueden llevar a que los niños se sientan constantemente vigilados y juzgados, creando un ciclo de autocrítica y pensamientos negativos.

A nivel emocional, los menores pueden sentirse tan avergonzados que dejan de participar en actividades que antes disfrutaban o de interactuar con amigos y familiares. Esto fomenta un aislamiento que agrava el impacto psicológico y puede llevar a una mayor vulnerabilidad frente a la depresión y la ansiedad.

En algunos casos, el daño se manifiesta físicamente: dolores de cabeza, problemas estomacales y una sensación constante de cansancio debido a la falta de sueño. Además, las víctimas de ciberacoso tienen más probabilidades de faltar a la escuela, lo cual afecta su rendimiento académico y su desarrollo social. En situaciones extremas, esta forma de acoso ha sido un factor en suicidios de jóvenes, una realidad que subraya la importancia de tomar medidas urgentes.

Consejos para prevenir y manejar el ciberacoso

UNICEF y otras organizaciones recomiendan acciones específicas que los niños y sus familias pueden tomar para enfrentar el ciberacoso:

  • Fomentar la empatía y el respeto al interactuar en plataformas digitales.
  • Asegurarse de que las contraseñas sean seguras y cambiar regularmente la configuración de privacidad.
  • No compartir historias o imágenes potencialmente hirientes que podrían dañar a otros.
  • Ajustar la privacidad de las redes sociales y ser selectivo al aceptar solicitudes de amistad.
  • Las redes sociales ofrecen herramientas de denuncia que ayudan a detener el comportamiento abusivo.
  • Cuando el acoso se vuelve insostenible, es crucial buscar ayuda de padres, profesores o consejeros escolares. /Con información de Infobae-