El 6 de octubre de 2025 se cumple el quinto aniversario de la muerte de uno de los músicos más revolucionarios del siglo XX: Eddie Van Halen. Aquel 6 de octubre de 2020 el mundo del rock perdió a un titán, pero su legado sigue resonando con la misma fuerza de un acorde eterno. Cada riff, cada solo y cada destello de creatividad que dejó detrás son prueba de que Eddie no solo tocaba la guitarra: la transformó para siempre.

Más que un virtuoso, Eddie Van Halen fue un inventor del sonido. Desde el primer álbum de Van Halen (1978), su manera de tocar cambió las reglas del juego. Eruption, su emblemático solo, se convirtió en un antes y un después para la guitarra eléctrica: una demostración explosiva de técnica, precisión y emoción pura. Con su innovadora técnica de tapping, convirtió las seis cuerdas en un campo de experimentación sonora que nadie había explorado con tanta audacia.
“Eddie no tocaba notas, hablaba a través de ellas”, recordaba el productor Ted Templeman. Esa capacidad de comunicación, ese lenguaje propio, fue lo que hizo de su música algo más que un espectáculo: una experiencia emocional. Cada solo suyo parecía contar una historia sin palabras, un diálogo entre la pasión humana y la perfección técnica.
Van Halen, la banda que fundó junto a su hermano Alex, no fue solo un fenómeno musical, sino un movimiento cultural. Con himnos como Jump, Panama, Runnin’ with the Devil y Hot for Teacher, conquistaron escenarios y redefinieron el sonido del hard rock y el glam metal de los años ochenta. La energía de sus presentaciones, la potencia de su sonido y el carisma de Eddie lo convirtieron en una figura central del rock de estadio, donde la guitarra era tanto un arma como un arte.
Pero Eddie no solo innovó desde el escenario. Su creatividad se extendió al taller, donde diseñó la famosa “Frankenstrat”, una guitarra ensamblada con partes de distintos modelos que se volvió símbolo de su estilo personal. Esa mezcla de ingenio y rebeldía también marcó su relación con la industria musical, dejando una huella indeleble en la tecnología de instrumentos y en el sonido de generaciones enteras.
A lo largo de su vida, Van Halen enfrentó batallas personales, pero su espíritu artístico nunca se apagó. Incluso en su lucha contra el cáncer, su vínculo con la música permaneció intacto, impulsado por la misma pasión que lo había guiado desde el principio. Su historia es también la de la perseverancia, del amor absoluto por la creación.
Hoy, cinco años después de su partida, Eddie Van Halen sigue siendo sinónimo de innovación, libertad y emoción. Su guitarra no solo cambió la música, sino la manera en que los músicos se relacionan con su instrumento. Su influencia vive en cada guitarrista que se atreve a experimentar, en cada joven que sueña con encontrar su propio sonido.
Eddie Van Halen no se fue: simplemente se convirtió en eco. Un eco que vibra en cada acorde, recordándonos que el verdadero arte no muere, solo se transforma en legado.
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