En los últimos años, la cúrcuma dejó de ser únicamente la especia que da color y vida a la cocina para convertirse en un verdadero puente entre la sabiduría ancestral y la ciencia moderna. Su tono dorado encierra algo más que un atractivo culinario: concentra propiedades que hoy la posicionan como uno de los recursos naturales más valiosos en la lucha contra el dolor y la inflamación.

El doctor Sebastián La Rosa, especialista en bienestar integral, explica que la clave de la cúrcuma está en la curcumina, su molécula activa, reconocida como uno de los antiinflamatorios naturales más potentes. Según detalla, cualquier proceso inflamatorio en el cuerpo puede generar dolor, y es precisamente al reducir esa inflamación donde la curcumina muestra su mayor eficacia. No se trata solo de aliviar síntomas pasajeros, sino de impactar en molestias que van desde dolores postoperatorios hasta enfermedades crónicas como la artritis.
Estudios recientes respaldan lo dicho: la curcumina no solo compite en eficacia con tratamientos tradicionales, sino que incluso supera en evidencia a compuestos como el cannabis para el manejo del dolor crónico. A diferencia de los antiinflamatorios farmacológicos, la cúrcuma ofrece un alivio con menos efectos adversos, lo que la convierte en una opción segura para quienes buscan alternativas más naturales.
En el caso de la artritis, los ensayos clínicos son claros: la suplementación con curcumina ayuda a reducir significativamente el dolor y la inflamación en las articulaciones, mejorando la calidad de vida de los pacientes. Su mecanismo de acción, basado en bloquear moléculas clave en los procesos inflamatorios, explica por qué se ha ganado un lugar de prestigio tanto en la medicina tradicional de la India como en la investigación científica actual.
Pero sus beneficios van más allá del dolor articular. La cúrcuma actúa como antioxidante, protege las células del daño oxidativo, favorece la salud digestiva, fortalece la microbiota intestinal, mejora la función cardiovascular, regula la glucosa y hasta se ha asociado con un mejor estado de ánimo y menor ansiedad gracias a su influencia sobre neurotransmisores como la serotonina y la dopamina.
Para aprovecharla al máximo, los expertos recomiendan consumirla junto a grasas saludables y una pizca de pimienta negra, ya que la piperina multiplica su absorción hasta 20 veces. Puede disfrutarse en guisos, sopas, infusiones como el “golden milk” o en suplementos estandarizados con mayor concentración de curcuminoides.
En definitiva, la cúrcuma ha trascendido la cocina para convertirse en un aliado de la salud integral. Su poder antiinflamatorio y antioxidante la convierte en una opción natural que no solo calma el dolor, sino que también abre la puerta a un bienestar más profundo, equilibrado y sostenible.
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