De la suerte a la solidaridad: mujer guiada por ChatGPT gana el Powerball y apoya a familias necesitadas
De la suerte a la solidaridad: mujer guiada por ChatGPT gana el Powerball y apoya a familias necesitadas

La vida de Carrie Edwards, vecina de Midlothian, Virginia, dio un giro extraordinario cuando la suerte, la tecnología y la generosidad se encontraron en un mismo punto. No fue la típica historia de lotería en la que alguien celebra su fortuna personal: en su caso, el verdadero premio fue transformar la suerte en esperanza para otros.

Todo comenzó cuando decidió confiar en ChatGPT, la inteligencia artificial de OpenAI, para elegir sus números del sorteo Powerball del 8 de septiembre. Contra toda expectativa, acertó cuatro de los cinco números más la bola roja, con lo cual obtuvo un premio de 150.000 dólares, gracias a haber pagado un dólar adicional para activar el PowerPlay. Al recibir el correo de confirmación, pensó que era un fraude; pero pronto descubrió que se había convertido en ganadora legítima.

Sin embargo, lo más impactante no fue su acierto en la lotería, sino lo que eligió hacer después. “Tan pronto como esa bendición divina ocurrió y cayó sobre mis hombros, supe exactamente qué debía hacer con ella”, confesó Edwards. Con esa convicción, decidió donar todo el premio, dividiéndolo en tres partes iguales de 50.000 dólares.

Las causas elegidas reflejan su historia personal y sus valores más profundos. La primera fue la Association for Frontotemporal Degeneration (AFTD), dedicada a la investigación y acompañamiento de familias afectadas por la demencia frontotemporal, la enfermedad que arrebató la vida de su esposo Steve a los 57 años. Durante el Mes Mundial de Concienciación sobre la FTD, Edwards quiso honrar su memoria con un gesto de amor y solidaridad.

La segunda donación fue para Shalom Farms, una organización en Richmond que lucha por la equidad alimentaria y que Edwards conoce de primera mano, pues suele participar en la cosecha y distribución de alimentos. Con su aporte buscó fortalecer la misión de garantizar que comunidades vulnerables accedan a productos frescos y saludables.

Finalmente, destinó la tercera parte a la Navy-Marine Relief Society, que brinda apoyo a miembros de las fuerzas armadas y a sus familias. Para Edwards, esta elección representa un tributo a los valores de servicio y compromiso con quienes entregan su vida por el país.

Aunque la cifra se redujo tras las deducciones fiscales correspondientes 24% federales y 4% estatales, quedando alrededor de 36.000 dólares por organización, la magnitud de su gesto trascendió los números. “Me siento bendecida de que este inesperado premio pueda servir a un propósito mayor”, afirmó, convencida de que la verdadera riqueza está en compartir.

Su historia no tardó en difundirse por todo Estados Unidos: una mujer que, en lugar de guardarse una inesperada fortuna, la convirtió en alivio, alimento y apoyo para cientos de personas. Una lección poderosa de cómo incluso la casualidad más afortunada puede transformarse en un acto de amor colectivo.

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