Enfermedad cardiovascular en mujeres: edad de mayor riesgo y medidas de prevención
Enfermedad cardiovascular en mujeres: edad de mayor riesgo y medidas de prevención
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Durante décadas se creyó que las mujeres estaban más protegidas frente a las enfermedades del corazón que los hombres. Sin embargo, la evidencia científica más reciente derriba ese mito: con la llegada de la menopausia, el riesgo cardiovascular se dispara, transformando al corazón femenino en un territorio vulnerable que requiere atención y prevención.

La enfermedad cardiovascular ya es la principal causa de muerte entre mujeres en el mundo y en América Latina, superando incluso a los hombres. Mientras la mortalidad por cardiopatía isquémica ha disminuido en varones, en mujeres permanece estable y elevada, reflejo de los cambios biológicos y metabólicos que acompañan la transición menopáusica.

Estrógenos: el guardián del corazón

Durante los años fértiles, los estrógenos protegen las arterias, equilibran los lípidos en sangre y modulan la presión arterial. Con su descenso, típico de la menopausia, se pierde esta defensa natural: las arterias se endurecen, el colesterol LDL aumenta, la grasa corporal se redistribuye hacia el abdomen y se intensifica la inflamación. Todo esto eleva el riesgo de infartos, arritmias y accidentes cerebrovasculares, incluso en mujeres con hábitos saludables.

“La caída de estrógenos no solo afecta la menstruación; transforma al corazón”, explica la cardióloga Noelia Brenzoni. Por eso recomienda incorporar controles cardiovasculares al chequeo ginecológico anual, especialmente después de los 50 años, y adoptar un enfoque interdisciplinario que incluya nutricionistas, médicos clínicos y cardiólogos.

La menopausia precoz y su impacto

La menopausia precoz, que ocurre antes de los 45 años, expone a las mujeres a un mayor tiempo sin estrógenos, aumentando el riesgo cardiovascular. Incluso aquellas con colesterol y presión arterial normales pueden ver cómo estos parámetros se alteran con la edad, multiplicando la probabilidad de dislipemia, aterosclerosis e hipertensión.

La grasa abdominal, típica de esta etapa, no solo cambia la silueta: es metabólicamente activa y favorece la inflamación crónica, la resistencia a la insulina y el síndrome metabólico, un cóctel de factores que incrementa significativamente la posibilidad de infartos y ACV.

Factores emocionales y metabólicos

Los cambios hormonales no se limitan al cuerpo: la menopausia también afecta el estado de ánimo, el sueño y la concentración. La ansiedad, la irritabilidad y la depresión, comunes en esta etapa, suman un estrés adicional que influye directamente en la salud cardiovascular.

Prevención: la mejor estrategia

Mantener un peso adecuado, practicar actividad física regular, llevar una alimentación balanceada y controlar el estrés son pilares esenciales. La evaluación médica temprana medición de presión arterial, glucemia, colesterol y función renal permite detectar riesgos silenciosos y establecer tratamientos personalizados. Cada mujer transita la menopausia de manera distinta, y la prevención debe adaptarse a esta diversidad.

Un mensaje claro

La menopausia no es solo el fin del ciclo menstrual: es un punto de inflexión crítico para la salud del corazón. Reconocer la vulnerabilidad femenina frente a la enfermedad cardiovascular y actuar con prevención, educación y controles médicos representa uno de los mayores desafíos de la medicina de la mujer en la actualidad.

En un mundo donde la expectativa de vida se prolonga, cerca de un tercio de la vida femenina transcurre en riesgo cardiovascular elevado. Escuchar al cuerpo, anticiparse y cuidar el corazón ya no es opcional: es esencial.

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