El vínculo entre la alimentación y la salud mental es más profundo de lo que parece. Al igual que la compleja relación entre el intestino y el cerebro, lo que comemos influye directamente en cómo nos sentimos, pensamos y enfrentamos la vida. No es casualidad que, en momentos de tristeza o ansiedad, nos refugiemos en alimentos ricos en grasa, azúcar o harinas refinadas. Son elecciones automáticas, casi impulsivas, que ofrecen placer momentáneo, pero deterioran a largo plazo la salud del cuerpo y la mente.

La doctora Uma Naidoo, psiquiatra nutricional y docente de la Escuela de Medicina de Harvard, lo resume con claridad: "Una dieta pobre no solo contribuye al deterioro de la salud mental, sino que los trastornos del ánimo también nos arrastran a malos hábitos alimenticios". Por eso, cuidar lo que comemos no es solo una cuestión estética o física, sino también emocional y cognitiva.
Basada en años de trabajo clínico y de investigación, la experta recomienda seis alimentos clave que no solemos consumir lo suficiente, pero que pueden marcar una gran diferencia en nuestro estado de ánimo, memoria y funcionamiento cerebral:
🌿 1. Especias: sabor y defensa cerebral
Más allá de aromatizar los platos, muchas especias tienen propiedades antioxidantes. La cúrcuma, por ejemplo, contiene curcumina, un compuesto con capacidad para reducir la ansiedad y proteger el hipocampo, una región cerebral clave para la memoria. El azafrán, también destacado por Naidoo, ha demostrado en diversos estudios ser eficaz para aliviar síntomas de depresión.
🥣 2. Alimentos fermentados: aliados del intestino y la mente
Yogur con cultivos activos, chucrut, kimchi y kombucha son ejemplos de alimentos fermentados ricos en probióticos, que promueven una flora intestinal saludable y, por extensión, mejoran la salud mental. Estudios han demostrado su capacidad para reducir la ansiedad y preservar la memoria en modelos animales. Eso sí: deben ser naturales, sin tratamientos térmicos que destruyan las bacterias beneficiosas.
🍫 3. Chocolate negro: placer con propósito
Consumido con moderación y bajo en azúcar, el chocolate amargo es fuente de hierro y antioxidantes que protegen las neuronas y regulan los neurotransmisores del ánimo. Una encuesta de más de 13.000 personas reveló que quienes consumían chocolate oscuro regularmente presentaban un 70% menos de riesgo de síntomas depresivos.
🥑 4. Palta o aguacate: magnesio para calmar la mente
Rica en grasas saludables y magnesio, la palta ha sido asociada con mejoras en la depresión. Ya en 1921 se documentaron casos de recuperación tras suplementación con este mineral. Naidoo sugiere prepararla en forma de pasta con garbanzos y aceite de oliva, ideal para untar o acompañar vegetales.
🥜 5. Nueces: grasas buenas para una mente brillante
Contienen ácidos grasos omega-3, antioxidantes y minerales esenciales. Las nueces de Brasil, por ejemplo, aportan selenio. Estas grasas saludables mejoran la memoria y reducen la inflamación cerebral. La experta recomienda consumir un cuarto de taza al día.
🥬 6. Verduras de hojas verdes: defensa natural contra el deterioro cognitivo
Espinacas, acelgas y hojas de diente de león están cargadas de ácido fólico, vitamina B9 y antioxidantes. Estos nutrientes son claves para proteger contra la demencia y fortalecer la producción de neurotransmisores. Aunque a veces subestimadas, estas verduras son esenciales para un cerebro saludable.
Cuidar el cerebro va más allá de lo que ponemos en el plato. Dormir al menos siete horas por noche, hacer ejercicio con frecuencia y conectarse con la naturaleza son prácticas que, combinadas con una buena alimentación, potencian el bienestar mental. Caminar por el bosque, respirar aire puro, sentir el sol y el silencio también son formas de sanar.
Aunque no todas las evidencias científicas son concluyentes, hay consenso en que la dieta mediterránea rica en vegetales, legumbres y aceite de oliva es una de las más beneficiosas para prevenir la ansiedad y la depresión. Aun así, la psiquiatría nutricional es un campo emergente, y los investigadores piden prudencia antes de prometer curas a través de la comida.
La doctora Suzanne Dickson, investigadora de la Universidad de Gotemburgo, lo advierte: “Muchos consejos dietéticos para la salud mental no tienen suficiente respaldo. Necesitamos más estudios, más evidencia a largo plazo”. Sin embargo, una cosa es clara: comer mejor, moverse más, descansar bien y reconectarse con lo esencial mejora la vida en todos sus niveles.
Porque al final, nutrir el cuerpo también es una forma de nutrir el alma.
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