La ONU celebra 80 años en medio de crisis y tensiones internacionales
La ONU celebra 80 años en medio de crisis y tensiones internacionales
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La octogésima sesión de la Asamblea General de la ONU comienza este martes en un contexto de aniversario marcado por la incertidumbre y los desafíos. Ochenta años después de su fundación, la organización enfrenta un panorama sombrío: guerras que no logra frenar, crisis climática, desigualdad creciente y tensiones entre las grandes potencias que amenazan la eficacia del multilateralismo que la ONU representa.

En un discurso conmemorativo, el secretario general António Guterres no ocultó la gravedad de la situación: “Este es el lugar donde todas las naciones, grandes o pequeñas, pueden unirse para resolver problemas que ninguna podría enfrentar sola. Y sin embargo, los principios de las Naciones Unidas están siendo atacados como nunca antes”. Enumeró los peligros: ataques a civiles, violaciones del derecho internacional, aumento de la pobreza y del hambre, y un planeta sometido a incendios, inundaciones y olas de calor récord. “Nos movemos hacia un mundo multipolar, pero sin instituciones multilaterales fuertes, ese multipolarismo entraña riesgos”, advirtió.

Guterres, firme defensor de que la ONU no se limite a ser una gigantesca ONG, ha buscado que la organización mantenga también un papel político. Sin embargo, conflictos como los de Ucrania y Gaza han puesto en evidencia las limitaciones de su capacidad de mediación.

El “elefante en la habitación” se llama Estados Unidos. La administración de Donald Trump debilitó el papel mediador de la ONU, promoviendo acuerdos de paz alternativos y retirándose de organismos clave como la OMS, la UNESCO y los acuerdos climáticos de París, además de recortar drásticamente la cooperación internacional. Guterres y Trump no se habían reunido en diez meses, y el esperado encuentro de este martes se perfila tenso, con la sombra de esas decisiones planeando sobre la Asamblea.

Mientras tanto, otros países han seguido la estela de EE.UU. en su desdén por ciertos principios multilaterales: la Argentina de Javier Milei o la Hungría de Viktor Orban cuestionan compromisos históricos sobre derechos humanos, igualdad de género o protección de minorías.

En este escenario, China aparece como posible contrapeso. Pekín ha mostrado disposición a asumir un papel más protagónico en el multilateralismo, aunque su compromiso financiero con la ONU sigue siendo irregular y su enfoque en derechos humanos se limita a la no injerencia en asuntos internos de otros estados, como Birmania, Afganistán o Corea del Norte.

Ochenta años después de su creación, la ONU enfrenta un futuro lleno de nubarrones. La Asamblea General que arranca este martes simboliza tanto la resiliencia como la fragilidad de la organización: un foro donde se podrían buscar soluciones colectivas, pero que debe lidiar con tensiones políticas, intereses divergentes y un mundo donde los consensos que la fundaron ya no son universales. La historia de la ONU continúa, pero su camino está lejos de ser fácil.

Este artículo fue publicado originalmente en EFE y está protegido por derechos de autor. Todos los derechos reservados a EFE. Puedes consultar el artículo original en su (https://efe.com)