Netflix sorprendió al sector audiovisual al anunciar la compra de Warner Bros. Discovery por 82.700 millones de dólares, una operación de dimensiones históricas que promete reconfigurar por completo el ecosistema global del entretenimiento. Más que una adquisición, la movida marca el inicio de una nueva etapa en la industria, en la que el gigante del streaming busca combinar su alcance internacional con el prestigio centenario de uno de los estudios más influyentes del mundo.
El acuerdo, valorado en un total de empresa cercano a los USD 82.700 millones incluyendo un capital accionario de USD 72.000 millones, se concretará tras la escisión de Discovery Global, la división de redes internacionales de Warner Bros. Discovery, que pasará a cotizar de manera independiente. Si todo avanza según lo previsto, la transacción quedará finalizada en el tercer trimestre de 2026.
Para David Zaslav, presidente y CEO de Warner Bros. Discovery, esta alianza representa un encuentro natural entre dos fuerzas narrativas complementarias. “Hoy unimos a dos de las compañías más grandes dedicadas al arte de contar historias, para llevar a nuevas audiencias aquello que más disfrutan”, afirmó. Zaslav subrayó que el legado de Warner Bros., con más de cien años moldeando la cultura popular, encontrará en Netflix el vehículo ideal para proyectarse hacia las generaciones que vienen.
Uno de los elementos más llamativos del acuerdo es la incorporación al catálogo de Netflix de títulos icónicos como The Big Bang Theory, The Sopranos, Game of Thrones, El mago de Oz y gran parte del Universo DC. Estos se sumarán a éxitos propios de la plataforma, entre ellos Wednesday, La casa de papel, Stranger Things, Bridgerton y El juego del calamar. La oferta de contenidos, ya de por sí robusta, se expandirá de manera inédita.
Ted Sarandos, codirector ejecutivo de Netflix, celebró el potencial creativo de esta unión. Según explicó, la operación permitirá combinar los clásicos atemporales de Warner Bros. Casablanca, Ciudadano Kane, Harry Potter, Friends con producciones originales que han marcado la cultura en los últimos años. “Contamos con la biblioteca perfecta para definir el próximo siglo de narración”, destacó.
Su colega Greg Peters coincidió y remarcó el impacto a largo plazo: la adquisición acelerará el crecimiento de la compañía, ampliará su base global y generará mayor valor para suscriptores y accionistas. Para él, Warner Bros. no solo aporta contenido, sino también el conocimiento creativo que ha moldeado el entretenimiento durante más de un siglo.
El proceso de negociación, sin embargo, no estuvo exento de tensiones. Paramount, uno de los competidores directos, cuestionó la decisión de Warner Bros. Discovery de avanzar con conversaciones exclusivas con Netflix y advirtió sobre posibles trabas regulatorias por la posición dominante del gigante del streaming. También Comcast había presentado una oferta centrada en los estudios y en HBO Max, aunque finalmente ninguna logró igualar la propuesta de Netflix, mayoritariamente en efectivo.
Este movimiento se da en medio de una reestructuración interna de Warner Bros. Discovery, que planea dividirse en dos entidades antes de cerrar la operación: una dedicada a los estudios y al streaming, y otra enfocada en sus redes de cable internacionales. La decisión responde, según Bloomberg, a la necesidad de simplificar el modelo empresarial y facilitar la integración futura.
Aun así, el anuncio ha despertado inquietudes entre autoridades y legisladores de Estados Unidos, quienes temen que el control de HBO Max por parte de Netflix pueda concentrar demasiado poder en un solo jugador. También genera preguntas sobre la convivencia de modelos diferentes: Warner Bros. mantiene su tradición de estrenos cinematográficos previos al streaming, mientras que Netflix apuesta por la disponibilidad directa en su plataforma.
Lo que está claro es que esta operación marca un punto de inflexión. Ya sea por su escala, por su impacto cultural o por la magnitud de las marcas involucradas, la unión entre Netflix y Warner Bros. Discovery promete transformar la forma en que las historias llegan al público. Y, como coinciden sus líderes, aspira a definir las narrativas del próximo siglo.
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