“No hay sustituto”: Del Toro defiende el cine en sala tras la compra de Warner por Netflix
“No hay sustituto”: Del Toro defiende el cine en sala tras la compra de Warner por Netflix
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La histórica adquisición de Warner Bros. por parte de Netflix, anunciada el 5 de diciembre, estremeció a toda la industria audiovisual. El traspaso de franquicias emblemáticas como Harry Potter, DC y otros pilares del legendario estudio a manos de la plataforma de streaming no solo implica un cambio de propiedad: reabre un debate profundo sobre el futuro del cine tal como lo conocemos.

Entre las primeras voces en reaccionar estuvo la de Guillermo del Toro, uno de los cineastas más influyentes de la actualidad y reciente colaborador de Netflix con su aclamada versión de Frankenstein. Aunque trabaja con la plataforma, el director mexicano no ocultó su inquietud ante el movimiento corporativo.

“Una cosa es cambiar el entretenimiento. Otra es cambiar la cultura”

En declaraciones a Dazed, Del Toro confesó que no fue informado sobre la transacción. Sus palabras dejaron claro que su preocupación va más allá del negocio: apunta al impacto cultural que podría derivarse de concentrar tanto poder creativo en una sola empresa.

Según explicó, la esencia del cine no depende únicamente del contenido, sino de la forma en que se vive:
“Sigo creyendo que es importante tener la opción de ver las películas en cines”, afirmó, subrayando la relevancia de preservar la experiencia colectiva frente al consumo individual dominado por algoritmos.

Una defensa que no es nueva: el cine como ritual común

Durante la premiere de Frankenstein en Londres, Del Toro ya había expresado su visión sobre el valor de las salas. Comparó la proyección en pantalla grande con verla en un teléfono móvil, advirtiendo entre aplausos: “Se necesitan 38.000 de esas pequeñas cosas para formar una pantalla. No hay sustituto”.

Con su característico humor, añadió: “Quizás en casa la comida sea mejor, pero aquí viven la experiencia colectivamente”.

Para Del Toro, el cine no es solo visión y sonido; es un encuentro, una ceremonia que la tecnología no debería desplazar.

Un acuerdo que ahora está en incertidumbre

Aunque el anuncio de la compra sorprendió al mundo, la situación dio un giro inesperado. Reportes recientes indican que el CEO de Paramount habría presentado una oferta superior a los US$100 mil millones, reavivando la competencia y dejando la transacción en suspenso apenas tres días después de hacerse pública.

La industria atraviesa un momento decisivo, marcado por fusiones, apuestas tecnológicas y un reacomodo que redefine quién controla qué historias.

¿Qué lugar quedará para la sala oscura?

La postura de Del Toro no se limita a una mirada nostálgica del pasado. Su posición abre una conversación esencial sobre el rumbo del séptimo arte en un mundo donde lo inmediato, lo personal y lo portátil parecen imponerse.

Mientras las grandes compañías buscan consolidar catálogos gigantes, los creadores —como él— cuestionan si la pantalla grande seguirá siendo el corazón del cine o si correrá el riesgo de convertirse en un lujo minoritario.

Lo cierto es que, en medio de esta revolución corporativa, Guillermo del Toro recuerda algo fundamental: el cine nació para ser vivido juntos.

Este artículo fue publicado originalmente en Concierto y está protegido por derechos de autor. Todos los derechos reservados a Concierto. Puedes consultar el artículo original en su (https://www.concierto.cl/)