Qué comer antes de trabajar para mantenerte activo, enfocado y con buen ánimo
Qué comer antes de trabajar para mantenerte activo, enfocado y con buen ánimo
Categoría

Elegir qué comer antes de salir al trabajo no es un simple detalle: es una decisión que puede marcar la diferencia entre afrontar el día con energía y concentración o arrastrar el cansancio desde las primeras horas. Sin embargo, muchas veces se subestima la importancia de esta primera comida, cuando en realidad los alimentos que ingerimos antes de comenzar la jornada tienen un impacto directo en el bienestar y el rendimiento.

Los especialistas advierten que, así como hay opciones que potencian el enfoque y la productividad, existen otras que conviene evitar. Entre las menos recomendadas se encuentran los chocolates, caramelos, tortas y galletitas: su alto contenido de azúcares provoca un rápido aumento de la glucosa en sangre, seguido de una caída brusca que se traduce en fatiga y falta de concentración. Por eso, más que un desayuno, es mejor reservarlos como un pequeño premio al final del día.

También se aconseja evitar las comidas compuestas solo por carbohidratos simples o sin aporte proteico, ya que generan hambre a las pocas horas y dificultan la concentración. En cambio, las proteínas presentes en carnes magras, frutos secos, tofu, lentejas o semillas prolongan la saciedad y ayudan a mantener la energía de forma sostenida. De igual manera, los alimentos que provocan indigestión o gases, como frituras, embutidos o platos muy grasos, pueden arruinar el confort físico durante el trabajo.

La cafeína, aunque es aliada de muchos, debe consumirse con moderación: más de dos o tres tazas al día pueden provocar nerviosismo y frecuentes interrupciones por la necesidad de ir al baño. Las bebidas energéticas, los refrescos azucarados, la comida chatarra y el alcohol no aportan nutrientes de calidad y pueden afectar tanto el rendimiento como la salud a largo plazo.

En el lado positivo, una alimentación previa al trabajo puede ser un gran impulso si incluye cereales integrales como avena o pan de trigo entero, que ofrecen energía prolongada gracias a su fibra; frutas y verduras variadas, que aportan vitaminas, minerales y antioxidantes; y lácteos bajos en grasa, como leche o yogur natural, que suman proteínas y calcio sin exceso de grasas saturadas. La hidratación es clave: el agua debe ser la bebida principal.

Planificar con antelación es otra estrategia ganadora. Preparar en casa opciones como porridge con leche baja en grasa, frutos secos y frutas deshidratadas; bagels integrales con pollo y vegetales; pasta integral con pescado y verduras; o currys de legumbres con pan integral, permite controlar los ingredientes y evitar tentaciones poco saludables.

Finalmente, cuidar los horarios y la forma de comer también influye. Tomar la comida principal unas horas antes de comenzar, especialmente si se trabaja en turnos de tarde o noche, ayuda a mantener estables los niveles de energía. Adoptar pequeños ajustes en la dieta y en la rutina diaria no solo mejora el rendimiento laboral, sino también la manera en que se vive y disfruta el tiempo fuera del trabajo.

Este artículo fue publicado originalmente en Infobae y está protegido por derechos de autor. Todos los derechos reservados a Infobae. Puedes consultar el artículo original en su (https://www.infoabe.com).